México Presa del Progresismo
- Sinergia Mexicana
- 20 feb 2020
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Hasta ahora, hemos creído que las naciones eran destruidas por la conquista, es decir, por la invasión. Pero aquí surge una pregunta importante: ¿puede una nación no morir en su propio suelo, sin una colonización o invasión, si permite a las moscas de la descomposición corromper hasta la médula aquellos principios originales y constituyentes que la hacen ser lo que es? Citado por Philippe Ploncard d'Assac (Le Nationalisme Français, p. 26.).
Recuerdo mucho un principio casi general de los pueblos originarios de nuestro país: el ser humano vive en un espacio sagrado, todo su esfuerzo en esta vida debe estar dirigido a estar a la altura de ese espacio sagrado, esto es: Dignificarse, ya que él como “merecedor” de la vida debe evitar la degradación personal y de su entorno social. Este principio mantiene los valores de defensa y supervivencia del grupo social antes de la individualidad, la familia, el respeto a la naturaleza, a los antepasados y a los ancianos como fuente de sabiduría, a los niños que le darán continuidad a la especie y al grupo social, el orgullo de ser parte de un pueblo o Nación. Sin embargo, en la actualidad vemos estos valores trastocados e invertidos: se privilegia al individuo fomentando el egoísmo y la indiferencia, se atenta contra la familia, se explota y agota indiscriminadamente los recursos naturales para satisfacer banalidades antes que necesidades, se pierde el respeto por los ancestros, los ancianos y niños, la mujer y el hombre se vuelven objetos para uso, confrontación, comercio, diversión y son desechables, ya no hay respeto por nada en un egoísmo perverso y suicida, se llega a un punto (donde esto se convierte en una constante de degradación) donde ya no vemos marcha atrás.

El mexicano actual está inmerso en un sentimiento de insatisfacción y vacío existencial, que lo hace no sentirse parte de su sociedad o nación y como tal, elude sus responsabilidades, no la ama y menos la cuida, lo hace corrupto sin querer reconocerlo, se valora más al que es “listo” para salirse con la suya y la honestidad es ya casi un defecto vergonzante, es egoísta e indiferente a la situación de su país y de sus semejantes, primero yo y los demás como puedan, no le interesa cultivarse ni instruirse, antes bien la constante parece ser lo contrario y sumirse en la ignorancia y el fanatismo de cualquier tipo y se buscan paraísos artificiales como el alcoholismo y la farmacodependencia que solo afecta y destruye al individuo y a su sociedad.
Es este nuestro triste destino, México a lo largo de su historia ha vivido momentos brutales en su desarrollo como nación, y a juzgar por nuestro estado actual han prevalecido más los pendientes que los avances, constantemente estamos expuestos a la dominación internacional, al moderno esclavismo tanto de las élites que son dueños del mundo a través del dinero y el agiotismo, como de la descomposición de valores de una sociedad que en sus ansias de ser justa y moderna, se entrega a ideologías de las cuales ignora sus orígenes y propósitos, pero las abraza para estar en lo “políticamente correcto”, sin ver que se le ha abierto el camino a la descomposición y degradación de nuestra sociedad y de forma muy agresiva vemos las consecuencias que nunca consideramos y que sobre todo enlutan a las familias mexicanas víctimas de tanta violencia. En este orden de ideas, en la actualidad el Nacionalismo se considera retrógrada y peligroso por los progresistas, cuando sus valores fundamentales son el bienestar, la preservación de los rasgos identitarios, la independencia en todos los órdenes y la gloria y lealtad a la nación propia y la creación y fortalecimiento de un Estado que defiende ante todo estos valores en beneficio de sus ciudadanos.

Estos principios van en contra de los planes de las élites internacionales ya que son la única defensa de los países ante el que llamo “plan de destrucción de Naciones”, y este se lleva a cabo con la moderna esclavitud a la banca internacional, la corrupción política de los gobernantes que les rinden cuentas a ellos antes que a sus pueblos por ambición, una constante es el ataque a los valores de una sociedad para descomponerla y mantenerla de rodillas, “ a rio revuelto ganancia de pescadores”: la lucha de clases y la confrontación entre compatriotas por credos e ideologías, la confrontación de géneros para destruir a la familia y la convivencia justa y armoniosa entre hombre-mujer. La tecnología moderna y los medios masivos de comunicación contribuyen a la degradación: fácil acceso a portales de pornografía, lo que provoca una visión falseada y perversa de la sexualidad humana donde este se convierte en objeto, mercancía y su degradación es el atractivo, la búsqueda de fama mediática por encima de todo y todos.

Otro factor es que antes los padres irresponsablemente permitimos que nuestros hijos fueran educados por la TV ( en manos de intereses comerciales) y continuamos con tal practica al dejar a niños pequeños con una Tablet o celular sin la más mínima supervisión y el entendimiento del daño que se les provoca tanto a su salud como a su formación y el resultado es personas sobre valoradas, que sienten que merecen todo y no tienen deberes ni obligaciones con nadie, series y programas de entretenimiento donde se exalta a delincuentes y estafadores y son tomados como modelo a seguir, claro es más fácil admirar a un narcotraficante que a un científico, ignorancia y fanatismo nos hacen presa fácil de ideologías “revolucionarias “ y degradantes aunado a la explotación laboral que no nos permite ya nada para educarnos y cultivarnos, ya que sólo hay oportunidad de subsistir. Es muy fácil echarle la culpa a alguien antes de asumir el grado de la misma que todos como sociedad tenemos, sin embargo, la solución está en todos nosotros, como individuos, como sociedad, pero no lo esperemos de ningún político, tenemos la imperante necesidad de re-educarnos y corregir el rumbo que perdimos ( o que tal vez no hemos tenido), recobrar, defender y mantener los valores que nos han ayudado a lo largo de nuestro desarrollo como sociedad a ser personas buenas y honestas, provechosos para nosotros mismos, nuestras familias y nuestro país, el reto es grande, difícil, pero no imposible para quienes amamos a nuestra gente y nuestra nación, pero la lucha es en todos los frentes, todos los días y con firmeza, frontal y definitiva ya que está en juego el futuro de nuestros hijos y debemos proveernos de lo necesario para defendernos. La pregunta es ¿estamos dispuestos?
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